Los buenos modales son la forma de enseñar a los demás que les respetas

 No sé de qué película, serie o libro he recibido esta frase, pero se me ha quedado clavada hasta la médula.

Hace mucho, mucho tiempo, cuando yo tenía 13 años se me ocurrió que "la única ley de la libertad es el respeto". Con los años he comprendido que para resolver los problemas de nuestra sociedad no puede bastar con dar libertad absoluta al ser, porque pese a la inteligencia que reina nuestro universo tenemos libre albedrío.

Así pues nos encontramos ante una pescadilla que se muerde la cola, la libertad de elección nos permite ser malos, eso genera que haya que controlar que la maldad no dañe y para eso hay que coartar la libertad, ¿no? ¡No! Tanto la libertad, como la bondad son valores inalcanzables en términos absolutos, pero las utopías están para perseguirlas.

Esta conclusión, que me ronda desde hace tiempo, es la que me hace estar seguro de que la educación (la buena educación) es el camino hacia el equilibrio. Se me ocurre que con una buena educación para todos se podría avanzar por el camino que nos lleve como especie a una situación en la que la coacción no tenga que ser la solución.

No recuerdo, tampoco, quien dijo aquello de "abrid escuelas y cerraréis cárceles", pero estoy de acuerdo, eso sí, no vale con abrir escuelas, es necesario que esto se haga bien. Los lugares de adoctrinamiento, basados únicamente en la disciplina, nos ayudan a alcanzar un alto porcentaje de los objetivos ciudadanos, pero también generan minorías reticentes al sistema que acabarán por rebelarse y si no saben cómo, lo más probable es que acaben haciendo más daño que otra cosa.

Así pues preucupémonos más por enseñar significativamente valores y competencias y la libertad hará el resto.