Competencias y objetivos
La educación debería asegurar antes la capacidad de leer y entender un mapa que la memorización repetitiva de los datos que aparecen en este, aunque la memoria debe ser trabajada también, pero no es el primer objetivo y menos en un mundo donde la tecnología nos permite mirar cualquier dato en cualquier momento.Es más importante saber si se tiene que sumar que saber hacerlo, podemos controlar estupendamente el algoritmo de la suma o resolver de maravilla una división, pero ¿de qué sirve si no sabemos qué operación debemos utilizar para calcular la inclinación de una cuesta o el camino más corto para llegar a casa?
¡Cuánta gente acaba selectividad calculando reacciones de oxidación o configuraciones electrónicas y no es capaz de seguir una sencilla receta!
Objetivos o criterios de evaluación
Debemos preguntarnos si es más importante que los alumnos avancen por las etapas educativas o que adquieran las competencias necesarias para su vida de adultos. Quiero decir que en muchas ocasiones hay que decidir, es decir, llegamos a estudios superiores a toda costa, sin pensar que quizá nos están preparando para una vida en la que lo importante es no cometer errores y cumplir, pero ¿qué hay de la creatividad, el emprendimiento, la autonomía...?
Quizás una de las razones de la crisis económica por la que estamos pasando es la falta de líderes, hemos estado formando a seguidores sin excepción, confiando en que algunos se destacarán y que sus propias diferencias innatas harán subir a cada uno en la jerarquía de sus organizaciones, sin embargo se nos olvidó que para crear una pirámide social hay que empezar por la cúspide, tiene que haber visionarios que estén dispuestos a arriesgar y a animar a los demás a remar.
Durante demasiado tiempo hemos enseñado a los niños que lo más importante es obtener un título para conseguir un buen trabajo, el problema es que sin empleadores no hay empleo y mientras todo el mundo persigue la misma meta (ser empleado) se crea una dependencia absoluta de un sistema estable y en el momento que ese sistema se enferma (como ha pasado) y no hay gente dispuesta a resolver problemas y asumir riesgos, buscar soluciones reales, nos vemos en una crisis de valores de la que difícilmente saldremos a corto plazo.
Debemos desaprender para aprender
Está claro que hace falta un cambio, ya no es cuestión de ideologías, la humanidad en su conjunto estamos pasando por un punto de inflexión y lo que hagamos ahora va a definir si seguimos creciendo o nos derrumbamos. Como ya sabréis los que me habéis seguido, soy un acérrimo defensor de la educación como arma de cambio, así pues hay que definir cuáles son los objetivos que queremos que la educación se planteé.
Ya hemos visto demasiados artículos en el que se demuestra que esos criterios de evaluación por los que tanto luchamos, son algo inútiles. Me explico, en primaria todos los alumnos tienen que saber cosas que la mayoría de los colegios consiguen, ¿cuántos de esos niños recuerdan esa cantidad de contenidos de adultos? Más nos marcan los valores, eso sí perdura, o los juegos que nos enseñan a comportarnos en sociedad.
Entonces, ¿por qué seguimos centrando la educación en las pruebas externas?
Los títulos universitarios no tienen correlación con el éxito en materia de liderazgo, de hecho la mayoría de los titulados acaban siendo empleados, ¿qué esperamos de nuestros niños?¿queremos que sigan dedicándose todos a perseguir metas y objetivos de otros?
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