Hay una cosa que a todos
los que nos dedicamos a la educación nos tiene preocupados (por decirlo de
forma elegante). Es habitual que la sociedad en general, hoy en día, considere
la labor docente como algo fácil, poco profesional, con demasiadas vacaciones y
un largo etcétera.
Por otra parte están las
leyes educativas que, desde hace ya tiempo, anuncian la importancia de
profesionalizar la labor docente, hablan de dotar de medios, de fomentar la
formación, pero no se observa mucho cambio real, cada vez que se tiene que
recortar algún gasto, la educación sale mal parada.
Es normal oir a maestros
quejarse de esta situación, hay un malestar bastante generalizado en cuanto a
autoestima profesional. Pero quizás es hora de que seamos los propios educadores
los que tomemos las riendas, ¿donde quedaron los maestrillos propietarios de sus
librillos? ¿y esa idea de que un profesor era un ser que se pasaba el día
aprendiendo y actualizándose?
Por esto también es
deseable e importante que haya un cambio en el lado de la enseñanza, de nada
sirve cambiar las leyes si se siguen dando los mismos vicios en el aula. ¿Cuán
común es la frase en el aula: "sentaos y abrid por la página..."?¿U otra:
"te quería ver yo a ti con 25 fieras, a ver si te queda tiempo para
innovar"?
Hay que cambiar los
esquemas de una vez por todas, el adulto en un aula debe ser un guía, debe
facilitar el aprendizaje, la enseñanza no puede seguir siendo una simple
transmisión de conocimientos y mucho menos contenidos repetidos que otros han
creado. El enseñante tiene que dominar su materia y ser una fuente de
materiales y recursos al servicio de sus pupilos.
Los grandes maestros
No cabe lugar a la
crítica destructiva sobre un profesional implicado que ame lo que hace y le
dedique todo su esfuerzo a su labor. Debemos pensar en los catedráticos tan
valorados en esta rama profesional nuestra y recapacitar. Crear contenido y
programarlo debería formar parte de las tareas exigibles a un PROFESIONAL EDUCATIVO.
Imaginemos a alguien que,
aparte de dar clase, crea libros interactivos, busca recursos innovadores y
motivadores, colabora con otros para mejorar su trabajo y lo hace diariamente.
No hay que imaginar mucho, seguro que todos conocemos a alguno. Ahora bien,
este nunca será menos preciado, no sólo eso, sino que con la tecnología actual,
su trabajo será recompensado no sólo socialmente, sino económicamente con las
herramientas correctas.
Soy Uruguaya y nuestra educación tiene los mismos dilemas que tu planteas. La superación profesional va de la mano d las aspiraciones del docente. Acá en lo público las instituciones se nutren tanto de la tradición como de ideas innovadoras del colectivo así como el buen liderazgo de los directores (en caso que las tareas administrativas y el personal a cargo le deje tiempo disponible). Las políticas educativas no tienden a profesionalizar ni hacer respetar por la sociedad el rol del educador.
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